Marcos Emilfork Konow
Fiscal Regional de Los Lagos
Cada Región de nuestro país tiene su propia identidad. Esta frase generalmente empleada para graficar las particularidades de la cultura y naturaleza de una determinada zona, bien puede también extrapolarse a la realidad delictual.
El delito de abigeato, por ejemplo, es un fenómeno delictivo especial de nuestra Región (compartido con otras regiones del sur del país) y que, como tal, requiere también de un tratamiento particular por parte de las autoridades.
Lo mismo sucede con aquellos delitos asociados a los recursos hidrobiológicos, como la sustracción de locos desde áreas de manejo, y algas desde concesiones acuícolas o el hurto y robo de salmones. Aquí, al igual que en el abigeato, la clave se centra en la actuación decidida y coordinada de todos los organismos públicos que se relacionan con el tema, tanto a nivel de prevención, de fiscalización administrativa como de persecución penal.
Los dos primeros campos, esto es, la prevención delictual y la fiscalización, no forman parte de las funciones de la Fiscalía de Chile, sino que están en manos de autoridades gubernativas y administrativas, cuyo rol en el control del fenómeno es decisivo. A la actuación coordinada de corte preventivo y fiscalizador de los Servicios de Pesca, de Salud y de Impuestos Internos, de ambas Policías y de la Armada de Chile, entre otros, debe sumarse el aporte de la comunidad y organizaciones afectadas.
Desde el plano de la persecución penal, donde la Fiscalía tiene un papel protagónico, los esfuerzos no pueden estar desconectados con los planos preventivos y fiscalizadores, de manera que se potencie la información y los esfuerzos de todas las instituciones. Sin embargo, es necesario subrayar que en este escenario, nuestra función de persecución penal constituye el último eslabón de reacción estatal, el cual está reservado para hechos específicos que la ley ha tipificado como delito por su mayor lesividad y gravedad.
De ahí que el ejercicio de nuestra función deba ser tan objetivo como decidido, con criterios de actuación uniformes que hagan más intensa la respuesta de la Fiscalía frente a estos hechos, principalmente en lo que respecta a la forma de término del conflicto penal y las consecuencias económicas para los autores, principalmente a través del comiso o pérdida de los instrumentos empleados para cometer los ilícitos, como embarcaciones y motores.
En las últimas semanas hemos participado en diferentes instancias, ya sea en reuniones con dirigentes de la pesca artesanal o en capacitaciones para operadores del sistema, con el convencimiento que la Fiscalía debe tomar un rol de liderazgo en la batalla contra estos fenómenos delictuales que tanto daño causan a los habitantes de nuestra región.